
Hemos vivido recientemente un tremendo vuelco en nuestras rutinas y en nuestras vidas, con el inicio de una situación extraña e incontrolable que nos ha afectado de lleno en nuestras familias, en nuestro entorno, en nuestros pueblos y ciudades.
A todos nosotros de una forma más o menos directa, más o menos cercana nos ha tocado sufrir las consecuencias de esta pandemia que nos ha arrebatado a vecinos, a conocidos, a amigos y familiares.
De la gran familia que formamos el Orfeón Complutense, el virus se llevó a Luis Díaz y prácticamente sin tiempo de asimilar la triste noticia, supimos del fallecimiento por la misma causa de su hermano Manuel, ambos compañeros a los que será imposible olvidar. Su dedicación y su saber hacer perdurará en nuestro recuerdo siempre.
Que sea nuestro homenaje a ellos (esperemos que pronto) volver a entonar un Requiem de Mozart, estrenar la Misa de Gloria de Puccini y afrontar nuevos e ilusionantes proyectos en los que siempre estarán presentes en nuestro recuerdo y por supuesto en el de Conchi, que es digna heredera de la saga.
Desgraciadamente hay otros miembros de nuestro grupo que han perdido algún familiar a causa del COVID, sirva esta nota de recuerdo a quienes se fueron y de cálido abrazo a nuestros compañeros y compañeras que han sufrido la pérdida.
Es deseo de todos volvernos a reunir cuanto antes, retomar esta pasión que es el canto coral y entonces sí, elevar nuestras voces en recuerdo de todos aquellos que compartían nuestros proyectos desde uno u otro lado de la partitura.
Siempre en nuestro recuerdo, siempre en nuestros corazones.
Lola Solano